
Sofía Pinto Román
Arde una hoguera, amenazante, en el fondo de casa.
Me acerco al fuego, meto la mano y extraigo de su seno mi cara. Es irreconocible por las lastimaduras, pero sé que es mi cara. La dejé arder por demasiado tiempo, ya no sé si podré rescatarla.
Con cautela la cuelgo en la cuerda, entre mi buzo preferido y una toalla. Los palillos en la parte superior de las orejas, para que quede bien estirada. Un trozo de piel cae al suelo, veo un hilo de humo surgir de entre las ramas. Suspiro. La miro y en mis ojos se mira, me mira y es como estarme mirando, pero la imagen se ve diferente a la que me devuelven los espejos, el eje izquierdo cambió de lado. La cabeza cierra los ojos como las flores pierden pétalos. Fin del juego.
Un grito me distrae, lo escucho surgir entre las llamas. Corro hacia el centro del patio, dejo que mi cuerpo entero penetre en la hoguera, no logro identificar el origen de la voz. Miro al suelo, consumido por el fuego, y noto un pequeño resquicio bajo tierra. Hundo allí la mano, algo se mueve entre las raíces, lo siento bajo mis uñas. Cincho, pero no quiere salir. Caigo al suelo. Aprieto fuerte los párpados y los dientes, y cincho de nuevo. Comienzo a sentir que cede, que quiere dejarse salvar. La fuerza me tira de espaldas. Observo mi mano estirada hacia el cielo, aferrada al pequeño cuerpo. Sé que he comenzado a llorar.
El fuego se apaga de repente bajo mi cuerpo cansado. Llueve. Me yergo con dificultad, me arrimo de nuevo a la cuerda. Mi cara me mira, despierta, entera, ansiosa. La descuelgo con cuidado y en un movimiento rápido la encastro en el cuerpo, que se retuerce, pero se deja hacer. Entonces la suelto, y observo.
Repto por intuición con los ojos pegados al suelo. Algo cae sobre mi espalda, es húmedo. Me asusto. Me detengo. Huele a pasto quemado. Giro la cabeza sobre mi hombro derecho; ahí está la cara antes del fuego. Intento advertirle, pero de mi boca solo sale silencio. Aún no poseo la palabra.
No recordaba el frío, el desconcierto, la esperanza. El mundo es nuevo, ¿y este cuerpo? Algo no encaja.
Sigue lloviendo, pero al darme vuelta veo a la cara envuelta en llamas.
