Alejandra Gregorio



I
Veo a un niño
que camina arrastrando
los pies y la campera
por encima de todas
las baldosas
pienso que capaz
así la calle se le hace
un poco más chica
y le da pelea a
esa otra vida
adulta y apurada
que lo lleva rápido
agarrado del brazo
cuando nos cruzamos
el niño me mira
abre los ojos
y me dispara
con sus manos diminutas
que sostienen un arma
invisible
me da gracia
me divierte la poca vergüenza
de venir a matarme
así que me río
y me agarro el pecho
como si me hubiera dado
justo ahí en el corazón
mientras sigo caminando
pero el niño no se ríe
cuando ya no lo veo
me doy cuenta
entiendo
jugué terriblemente mal
tendría que
haber frenado
tirarme al piso
y dejarme morir.
II
Se cierran los ojos despacio
las luces marean
se reflejan en tres vidrios diferentes
los destellos salen disparados
en cualquier dirección
yo pierdo el equilibro
una voz sale entrecortada
por unos altavoces
una y otra vez
no logra nunca a dar su mensaje
será que en los aeropuertos
siempre pasan estas cosas
el ruido interrumpe las luces
mis párpados filtran las figuras
no quiero abrirlos del todo
ni poder mirar la hora
o distinguir números cualquieras
y sentir que otra vez
todo el tiempo que tenía
lo perdí.
III
En este momento estoy flotando
en una laguna de sal
porque una amiga me dijo
que fue de lo más increíble
que hizo en la vida
o en un viaje alguna vez
cuando visitó el desierto
algo así me dijo
pero yo no conozco el desierto
y mi laguna no existe todavía
es una nebulosa
o una forma de decir
y yo podría ser algo así
como un fantasma
o también algo que se olvida
un nombre que al final
no signifique nada
no tenga sílabas
no venga de ningún lado
ni pueda masticarse
como masticamos los nombres
cuando alguien nos gusta
ni sepa sonar
como suenan algunas palabras
a la tarde noche
antes de que alguien las diga.
IV
Me estiré lo más que pude
con cuidado
para que nada se rompa
y llené la botella
ahora estoy tomando el agua
de un deshielo
de algo que tuvo muchas formas
esta parte no se congela del todo
porque está en movimiento
me dicen
yo también podría ser una montaña
por qué no
y congelarme y llenarme de nieve
por qué no
y ver algunas cosas
así de lejos
desde donde estoy
ver que se siguen moviendo
sin mí
e igual quedarme quieta
muy quieta
absolutamente inmóvil
anclada a mi lugar
sin resistirme
como aceptando que
mi presencia no importe
tanto al final.
V
Todo se quiebra
o se derrite
acá las cosas se resbalan
se van para los lados
otros lados que no son estos
y me quedo sosteniendo tierra
que no está agarrada a nada
cuando me pierdo miro
fijo al piso
porque es todo blanco
y algo me dice
algo ya sabía yo de todo esto
los pájaros también volaron bajo
capaz que también buscaban
ver lo blanco
porque estaban perdidos
esa tarde y
entonces me vieron
a mí tan perdida
y seguro se sintieron
menos solos
después yo pisé el agua
y pisé la arena y pisé las piedras
todo eso convertido en hielo
y pensé que tenía ganas de llorar
porque todo es tan grande
sin parar
todo el tiempo
y las piernas duelen
también sin parar
todo el tiempo
o aunque sea este tiempo
tiempo roto fragmentado
casi fuera de juego
que se me vuelve en contra
pero a la vez que bueno
poder enterrarse así
hundirse en algo
saber que existe
otra profundidad
otros temblores
y otras maneras
de casi que sin querer
desperdiciar la vida.
VI
Tengo diez años
y mi perro me abrió la mano al medio
yo grito pidiendo ayuda
porque me veo la carne rosada
que no parece querer volver a juntarse
explico que fue sin querer
que mi perro no quería morderme a mí
ni lastimarme la mano
pero que sí quería morderle la cara
a una nena de mi barrio
ahora pienso que todo podría
haber sido mucho peor
qué buen instinto
el de meter la mano en el medio
siempre
antes que la pera toque el piso
antes que el pelotazo alcance
antes que los dientes de mi perro lleguen
y lastimen algo delicado
antes de un daño irreparable
mejor una mano
siempre disponible
abierta y plantada
dispuesta a partirse
y a acumular cicatrices
que ahora un poco se congelen
aún abajo de los guantes de polar
y ver como esa piel
particularmente lisa y tirante
reacciona al frío
como pidiendo auxilio
y yo que ahora ya no tengo más diez
igual intento meter la mano
antes de la caída
antes de que el frío
me hiele venas más profundas
como si pudieran las manos
realmente anticiparse a algo.
